El debate internacional sobre políticas culturales y democracia
20 tiza la participación y que plantea que la persona no es objeto de la historia sino quien la hace, y que por lo tanto se es más humano y más persona precisamente en la medida en que se participa en la creación de la cultura y de la historia. Son significativos' en este sentido el documento Aprender a ser de. UNESCO, elabora do entre otros por Edgar .Faure y Felipe Herrera, y las orientaciones de Paulo- Freire en el campo educativo. El paradigma de democracia cultural constituye -den tro de esta perspectiva- una .propuesta para aumentar la creatividad humana, para hacer más viva y protagóni ca a la sociedad, una propuesta que busca instituciona lizar; una nueva forma, dé vida cultural, caracterizada por el respeto a la pluralidad de culturas y por la participación plena de cada grupo social en todos los aspectos del hecho cultural. Se trata ahora de democratizar más las actividades que las obras, más la participación en el proceso que en el consumo del producto, de prestar más atención a la demanda y a las necesidades que a la oferta cultural (8). En la base del nuevo paradigma está la idea de que en la sociedad coexisten una pluralidad de subcul turas,. y que solamente en la medida que esa heteroge - neidad sea reconocida y favorecida por el Estado, se (8) La noGión de demanda cultural es de índole econó mica y se expresa en el mercado, en cambio la no ción de necesidad cultural puede o no expresarse en el mercado. La democracia cultural debe tomar en cuenta a ambas, pues si la planificación cultu ral sólo considerara la demanda solvente ello sig nificaría ratificar y hasta reforzar desigualdades existentes en el acceso y participación de los dis tintos sectores en la vida cultural. ~
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