El debate internacional sobre políticas culturales y democracia
15 persiste cierta ambiüedad en cuanto a lo que se entien de como objeto de estas políticas, por una parte se a punta a las esferas más tradicionales y específicas de la producción artístíco-cultural (mósica, danza, tea - troj literatura, cine, etc.) y por otra a dimensiones más generales y antropológicas de la cultura (lengua, tradición oral, valores, consmovisiones, mitos, etc.). En América Latina esta ambigüedad hay que referirla al tipo de institución que se encarga de los asuntos cul turales. A diferencia de los estados europeos y afri canos, se trata -con la-excepción tal vez de México y Cuba- de una instltucionalización que se encuentra en una etapa intermedia de desarrollo, de servicios ad ministrativos con.serias limitaciones presupuestarias que- recién tienen cierta autonomía y que por lo gene - ral se han desprendido de los Ministerios de Educación-. A ello se debe que sean servicios signados con la im - pronta de la difusión cultural, y que tienden á privi legiar una visión de. alta cultura o de cultura como Bellas Artes. Paralelamente,:!sirr embargo, entre las delegaciones gubernamentales que asisten a Americacult, se da -en el nivel de los principios- una acepta - ción casi unánime de los planteamientos UNESCO. La amplia convocatoria de los principios que se promue ven en las Conferencias se explica también por la la - bor de algunas personalidades intelectuales, que con - tribuyen a enriquecer y difundir estos -planteamientos. Y que lo 'hacen en la. misma matriz pedagógico-consensual que caracteriza a UNESCO. En América Latina cabe- men cionar, en este sentido, a Felipe Herrera, funcionario internacional, autor y conferencista 'prolífico, que de_s de comienzos de la década del .70 viene relevando la d_i mensión cultural del. desarrollo.como uno de los desa - fíos claves para el futuro del continente (4). " De modo (4) Cont.
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