El debate internacional sobre políticas culturales y democracia
12 como se sabe, un componente que está presente en las más diversas formas de la vida comunitaria: en el tra bajo, en los ritos e iniciaciones, en las ceremonias que jalonan las distintas edades, en las fiestas, en las manifestaciones artísticas espontáneas y en los acontecimientos colectivos. Las orientaciones que se proponen en la Conferencia plantean una aceptación se lectiva de la técnica y de las influencias extranjeras, se trata de formular una modalidad de integración (en tre la sociedad contemporánea y tradicional) que salva guarde la autenticidad y los valores de la cultura de base étnica. Estamos, por ende, ante un debate marca- cío por una aguda sensibilidad frente a la cultura im portada -euronortéamericana- y a sus principales mediaciones: la comunicación masiva y la industria cultural. Algunos delegados plantean incluso la necesidad de for mular políticas culturales diferenciadas, por una par te las que requiere la sociedad tradicional y por otra las requeridas por la sociedad contemporánea. Argumen tan que la democracia y la descentralización cultural son factores inherentes a la cultura étnica africana, la que es de por sí popular, colectiva, participative y comunitaria. En este sentido, los lineamientos UNESCO, más que una meta a alcanzar, corresponden a un hecho histórico de la realidad cultural de Africa, a un dato que debe ser tomado en cuenta en el momento de formular políticas culturales. Otra consecuencia de este carácter colectivo y popular de la cultura tradi cional, es que la identidad cultural no plantea proble mas para las grandes mayorías africanas, sino solamen te para las minorías que están en el vértice de la mo dernización y de la sociedad contemporánea. Son esas elites las que padecen el problema del desarraigo y la necesidad de enraizarse en la cultura tradicional. Es tas propuestas de políticas culturales diferenciadas ó dualistas, contribuirían probablemente a perpetuar la escisión entre ambas sociedades, cuando el desafío -como sostienen otros delegados- es precisamente ar ticularlas, y llegar mediante una interacción creadora a una síntesis que pueda convertirse en el caudal co - món por el cual fluyan las futuras culturas nacionales.
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