Coloquio democracia y participación universitaria

Senado Universitario [ 77 ] Por su parte, administrar los actuales mecanismos de aseguramiento de la calidad, sin revisar los procedimientos, criterios y las prácticas de evaluación es una estrategia equivocada. Esto equivale a poner el acento en la cobertura, postergando la calidad. Parte importante de nuestras instituciones de educa- ción superior en el país se ha incorporado a los procesos de evaluación, des- tinando esfuerzos, tiempo y recursos significativos. El retorno y beneficios obtenidos deben ser al menos equivalentes a los esfuerzos destinados. Por lo mismo, es indispensable a mi juicio rescatar la dimensión del valor de los procesos de evaluación, que está más bien en el mejoramiento continuo, pero a la vez robusteciendo significativamente el control de la calidad mediante nuevas aproximaciones y metodologías afines a las características de insti- tuciones muy disímiles. Separar las funciones de control y mejoramiento es más que razonable. Mientras que el control tiene que ver fundamentalmente con el establecimiento de mínimos y su supervisión permanente, la promo- ción y mejoramiento de la calidad es un asunto de evaluación propiamente académica. Termino con esto, las claves para consolidar un sistema de aseguramiento externo de la calidad propiamente tal, están en aumentar el rigor del con- trol desarrollado, despejando las malas prácticas y abusos de un sistema que ha crecido con poca regulación, por una parte. Y por otra parte, es preciso recuperar el carácter académico de la promoción de la calidad, privilegiado las mejores prácticas para acompañar a un sistema que quiere alcanzar altos estándares y cuidando también una rica diversidad que de verdad contribuya a lo que todos esperamos de nuestra educación superior.

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