Coloquio democracia y participación universitaria
Senado Universitario [ 31 ] yor presencia en la discusión política, no por la buena voluntad de nuestra clase política dirigente, sino más bien porque el activo social y político lo ha puesto en la mesa. Eso es una cosa importante de señalar. Reaparecen porque está ligado a los problemas sociales de fondo que hoy en día vivimos. No me extenderé en la evolución histórica de estas demandas, porque ya se ha hablado de eso en esta mesa. Ya se mencionó el manifiesto de 1922, las posteriores movilizaciones o movimientos que se fueron generando en torno a la democratización, y el proceso más fuerte de los años 60’ que dura hasta los años 70’ en nuestro país, donde existe un hito consagrador, que es el estatuto de 1971 de la Universidad de Chile, donde se plasman los anhelos que se estaban dando respecto a la democratización y a la reforma universitaria de esos años, la cual fue interrumpida por el golpe militar. Todos esos procesos, hoy día comienzan a revitalizarse, y esos ejes que fue- ron en los inicios del siglo XX en Córdoba, Cuba, México, Bolivia, en Chile, vuelven a estar, y si nosotros los escuchamos, los analizamos en profundidad, nos damos cuenta que no son muy distintos ni distantes con lo que hoy se dice: autonomía universitaria, libertad de cátedra, una universidad abierta que desarrolle y profundice. Actualmente estamos en un momento de ajuste del modelo y, bajo nuestra mirada, es el punto final para reforzarlo, pues sigue siendo neoliberalismo y capitalismo al fin y al cabo. Entonces, la vigencia de esas demandas históricas se debe a su sentido de urgencia. Hoy son aún más urgentes porque en el Chile neoliberal, se expre- san de distintas maneras con los movimientos que se han generado en tor- no a la educación. La investigación, el desarrollo académico, la universidad están, podríamos decir, secuestrados. Y esto porque no existe una autono- mía universitaria más allá de quien manda dentro de las casas de estudios, del recinto, si puede o no ingresar la fuerza pública policial. La autonomía universitaria debe profundizarse y apuntar hacia la producción de ciencia y conocimiento y la orientación que esta investigación y desarrollo científico va teniendo. En el neoliberalismo, claramente, las universidades tradicionales, estatales y privadas están de una un otra manera secuestradas en ese desarrollo acadé- mico, en esa investigación, porque como bien señalaba el decano Carlos del Valle, efectivamente es el mercado quien regula, quien pone los límites hacia dónde se orienta, dónde se genera la investigación y no es la universidad ni la comunidad universitaria quien los pone en aras de una vinculación social, de una profundización del desarrollo social más allá del mero crecimiento económico. Decimos que la universidad está amarrada en lo que respecta a su labor principal de generar un conocimiento crítico y dispuesto a la sociedad en su conjunto, que se entienda como una herramienta más para superar las des- igualdades sociales. Claramente el Chile de hoy no permite o deja muy poco margen al sistema universitario para que actúe en esa orientación. Por eso es que el ejecutivo, las autoridades, desde un inicio plantearon que aquí había un problema ideológico, que el movimiento estaba ideologizado. Claramente hay ideología, procesamiento ideológico, claramente hay un po- sicionamiento político hacia donde dirigir, de cómo construir una sociedad
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