Literatura, lenguaje y sociedad: 1973-1983

28 soy un ’y o 1 el que escribe, autor y hablante resultan asi tei? minos sinónimos para la conciencia del productor que no distin gue. Para esta poesía el lenguaje en sí no. presenta ningún pro blema, el mismo que vive és él mismo que habla y en ese senti­ do representa un discurso feliz "no diré tu nombre porque es el mío" dice en la página 42"Bajo Amenaza" de Memet. Este peque­ ño corte muestra con claridad la situación aún cuando en lo po­ sible trataremos de evitar este tipo de manipuleo con las ci - tas (manipuleo que ha llevado a numerosos estudios a ver lo que ya había visto sin más). Por el contrario, y continuando con esta descripción preambular, "La Nueva Novela" de Juan Luis Martínez muestra la situación o­ puesta: parte dudando de la apropiación de cualquier sujeto del sentido de la obra. El primer dato que este libro entrega es la tachadura de los dos nombres del autor (Juan Luis y/o Juan de dios Martínez), tachadura que sin embargo los transparenta y en cierto modo los hace evidente. Aquí,y a partir de ese primer borroneo cualquier identidad entre sujeto y obra, autor y hablan te, libro y texto estará puesta entre paréntesis. No es uno el que escribe sino que se asiste a la posibilidad de muchos, los que a su vez negarán también el soporte de una multitud al remi tir el texto en sucesivas oportunidades al propio sujeto firman te ya sea como Superman, Carlos Marx o Rimbaud. Un yo que no a pela a ninguna garantía salvo a la de.su propia puesta en duda. Su pretensión -máxima es la desaparición del hablante,- no es por su logro o no que esto llega a-hacerse evidente, sino porque to do el discurso apunta a esa disolución. No es que se disuelva el sujeto de la obra, lo importante es que ese intento está plan teado como problema, se enmascara, se retoma, se,niega, vuelve a aparecer. Pues. ..bien,- lo importante es extraer qué estatuto de sujeto par­ ticipa de ambas obras y en ese sentido poder acatar los límites del 'tipo' de escribir que ahora aparece en el interior de los textos. Responderemos que, en última instancia, lo que ambos libros y autores pos ponen en evidencia es la garantía del su.ie to que habla. Ahora bien, esa garantía ;no constituye un hecho continuo a lo largo de la historia, más bien podríamos.afirmar ,1o contrario, la coincidencia en la autosustentación de un. yo que puede mi­ rar, oir, escribir .sólo ha aparecido rara vez en nuestra histo ria literaria. Hoy sin embargo, el problema ha aparecido como tal: como problemas.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=