Literatura, lenguaje y sociedad: 1973-1983

22 originada en el mismo tiempo en que ese otro discurso se ejer cía, viene a ser un síntoma de ese carácter espectral del len guaje. Hablando exactamente, la literatura vino a ser lo 'no dicho' en su sentido más cabal. Probablemente referirse a una literatura que conforma lo no dicho, que es lo no dicho, resul_ te de buenas a primeras difícil de comprender, es uno de los tantos hechos descolocadores que la nueva situación ha traído consigo y que a la larga está significando la revisión de mucho de los instrumentos de comprensión de que podíamos con anterio­ ridad proveernos y que considerábamos absolutos. Tal vez, aún a riesgo de descentrar todavía más lo recién expuesto, un ejem pío tomado de la física pueda servir para ejemplificar mejor la situación. Se ha descubierto un nuevo elemento, creado a partir de laboratorio, que registra su desplazamiento antes de ser creado. Análogamente, el lenguaje subvierte en la obra l_i teraria su función y habla lo que no dice. Se puede entonces hablar del efecto espectral que la literatu ra producida en Chile toma de las condiciones en que se desa­ rrolla nuestra sociedad. Ahora bien, señalábamos al comenzar que la mayor dificultad que presenta la falta de perspectiva que el tiempo da es que un cuerpo literario concreto arroja — en una primera impre - sión— casi tantas variables como unidades son los que compo nen: ese cuerpo y que, en ese sentido, obras que se presentan como muy distantes entre sí es posible que no lo sean tanto en una retrospectiva más amplia. Pues bien, esa dificultad es cierta, pero sobre todo se hace insuperable cuando se in­ tenta una visión microscópica de los textos . A la luz de la visión del lenguaje tratado como sistema autónomo, indepen - diente de los factores que inciden sobre él, y luego analizan do tanto el comportamiento de la sociedad y de la literatura igualmente como estamentos disjuntos, se hace posible final - mente relacionar los tres sistemas para allí ver sus efectos mutuos. En rigor, lo que hasta ahora hemos expuesto consti­ tuye un boceto de un trabajo que debería ser abordado inter­ disciplinariamente y en ese sentido, las conclusiones que a­ rroje esta primera parte han de ser necesariamente proviso - rias. Más aún, dicho método va arrojar luz sobre un determi nado momento o período, pero va a ser insuficiente para ex - plicar la dinámica del cambio. Al respecto el terreno por es tudiar es extremadamente vasto y complejo y nos enfrenta ade­ más con la dificultad de carecer de un cuerpo teórico totali­ zador que permita abordar el problema dinámicamente, En el

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