Literatura, lenguaje y sociedad: 1973-1983

19 herencia más inmediata que,.se podría aducir era la presencia ne rudiana — por una parte--- y la--antipoesía por otra. El curso que comenzó a tomar esta nueva literatura y en espe - cial, después del referido año 1977, viene a replantear en for ma bastante clarificadora en algunos casos, el desfase de la correlación de influencias que se habían consolidado anterior­ mente . Al respecto, el experimentalismo formal de muchos de los nue­ vos autores, el paulatino abandono de. las formas coloquiales que marcó la obra parriana, la concepción del libro como una estruc tura independiente de su contenido-, y por ende sujeto también a una construcción (de echo la aparición de los primeros 'libros- objetos' sucede en esta última década en Chile, aún cuando ellos provienen de una corriente generada en la década del sesenta — 1965 concretamente-- que es la poesía concreta surgida en Brasil y cuyos, programas corresponden al poeta Haroldo de Campos), el conceptualismo,,,-.el' planteamiento de proyectos que se vuelven nue vamente totalizadores — frente a la antipoesía que privilegiaba la visión fragmentaria— , el afán contrapuesto de desacralizar los géneros históricamente establecidos para construir las nue vas obras, a partir der-retazos y fragmentos de dichos géneros y, por último,.los intentos por eliminar las barreras que separan fas distintas artes para establecer obras que a partir de la li teratura (son, libros finalmente) guardan igual relación con las artes visuales, el teatro o los modernos happenings; decíamos, todas estás nuevas características junto con-el aborde temático de tres leit-motiv o composiciones básicas: la denuncia que ha sido capaz de interiorizar dentro de la obra los mecanismos de la censura con el fin de sobrepasarla y eludirla, la vuelta al tema del paisaje como tema .y escenario de una gesta individual o colectiva, un marcado acento en la 'descomposición de clases' a través del abordedel eortismo, la violencia implícita en cual quier relación degradada,. Todos estos rasgos observables en la nueva literatura del interior suponen un público, una exteriori dad a las obras, un sobre-entendido del lenguaje que actúa au - tónomamente y que como se verá no corresponde a la auto-concien cia que los escritores puedan tener de su labor. Efectivamente, el experimentalismo presupone, como decíamos un juego de descon­ fianzas: supone la desconfianza acerca de un orden establecido (en la sociedad, en el lenguaje, en el arte) que es preciso al_ terar y la confianza a su vez de que es posible intentar ese cambio o transformación a través de los lenguajes y sistemas existentes. Si nos detenemos en esto podremos constatar al me

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