Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura

73 Ciencia, Tecnología y Cultura por agentes privados, mas no por el Estado. Agentes que, como se- ñalábamos en páginas anteriores, invirtieron en innovaciones técni- cas para sus fábricas para así acelerar el proceso productivo. A con- trapelo de ello, Europa continental siguió pautas diferentes del caso británico: no tuvo esa acumulación de capital ni tampoco una clase empresarial poderosa como para iniciar la industrialización, por lo que fue el Estado el que tuvo que incentivar tal proceso. Situación que, por cierto, se debía al peso de la sociedad agraria del Antiguo Régimen. Cabe, finalmente, hacer notar que los efectos de la Revo- lución Industrial fueron realmente importantes. En ese sentido, al igual que la Revolución Neolítica, todos los aspectos de la vida colec- tiva británica se vieron afectados por la industrialización; el mundo se transformó por completo. Hoy por hoy somos testigos de muchas de las innovaciones tecnológicas de la Segunda Revolución Indus- trial (1870) y de la Tercera Revolución Industrial en la actual era del conocimiento, que nos han facilitado la vida, pero también la han destruido, en cierto modo, producto del crecimiento económico sin límites, verificado en el calentamiento global y en la creciente des- igualdad entre países desarrollados y subdesarrollados.

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