Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura

54 Cuadernos de Beauchef surgido el malentendido que rizó el rizo del progreso y que vino a hacer carne en la Revolución Industrial con la idea de una naturaleza autorrealizándose en la medida que nosotros, seres racionales en un mundo de entidades inanimadas y de otros seres irracionales, es- tamos por ello llamados a generar las condiciones materiales de ese despliegue que conduce a la perfección, pues la tecnificación per- mite, en tanto herramienta, que aquello que ya es, pero solo como potencia, pueda darse total y armónicamente. El ingenio recuperado por la medicina renacentista y barro- ca tiene ya esta carga de una perfección deficiente —o en deuda— cuando no se la encamina hacia su propia realización por medio de la técnica. En el caso de la naturaleza moral humana dicha técnica se relaciona con la educación y sus estrategias, retórica, dialéctica, gramática, que deben ser dominadas no solo porque ellas le per- miten desenvolverse de manera exitosa en el espacio social, sino porque de esa inscripción adecuada en tal espacio depende la rea- lización del hombre. Lo mismo ocurre con las restantes artes libera- les (geometría, aritmética, astronomía y música); son técnicas en el sentido griego, aristocrática e intelectualmente superiores respecto de toda manualidad u oficio que, aunque necesario, siempre estará más cerca del trabajo animal que de la racionalidad que es, en este mundo, particularidad de lo humano. Ahora bien, en este marco la labor del ingeniero sigue estando atada a las menospreciadas ma- nualidades; los conocimientos matemáticos a los que deba echar mano para realizar su labor aparecen instrumentalmente, no como foco de un saber comprometido con su propia satisfacción sino con la inmediatez de lo útil. Esta separación entre una labor digna y un trabajo bruto, prolongada a lo largo de siglos en los cuales los países del norte de Europa caminaban hacia la tecnificación no solo de las cosas prácticas sino del conocimiento en cuanto tal, dejó a la Espa- ña de los ingenios a merced de la nueva racionalización de todo lo existente, mientras ella se encerraba en la defensa de la tradición de los saberes humanistas, como ignorando que en ellos ya se había

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