Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura

43 Ciencia, Tecnología y Cultura truir espacios y tiempos de encuentro, que efectivamente nos per- mitan integrar los conocimientos particulares. De lo contrario, los egos y la soberbia seguirán generando bloqueos y auto-referencias; “burbujas individualistas” (o especialistas) en las que algunos po- drán contradecir a Sócrates diciendo, incluso, “Sólo sé que mucho sé”, o cosas por el estilo. Obviamente que seguir por este camino sería reivindicar a Narciso; sería demostrar que la soberbia es, final- mente, la máxima expresión de la ignorancia pues, sea como sea, igualmente seguimos siendo “polvo de estrellas”, partículas en el universo donde solo cabe la humildad frente a tanta inmensidad. Y más allá de la astroquímica y de las otras ramas del conocimiento especializado, en realidad poco sabemos de la vida y del universo pues, a pesar de los avances, siguen siendo un gran misterio para la humanidad. Es cierto que hoy, gracias a las nuevas tecnologías y grandes capacidades para obtener datos y manejar información, pareciera que sabemos más, pero el problema de fondo no se refiere a la can- tidad sino a la calidad; al contexto, articulación, integración y senti- do que le damos al conocimiento que generamos. Y, a propósito de ello, poco tiempo atrás se decía que “la información es poder” ; sin embargo, esta cuña comunicacional tenía y tiene su principal validez en el corto y mediano plazo, quizás en el campo de la política y los negocios pero no en el campo del conocimiento, que implica un con- texto más amplio y profundo, en el que entran en juego componen- tes más estructurales, cuando los cambios y avances se producen en el largo plazo, con exigencias mayores en pro de un desarrollo inteligente, consciente, sustentable y saludable. En tal caso más corresponde decir que “el conocimiento es poder” , lo cual desde luego invita a repensar la política y la econo- mía del siglo XXI. Pero hay más todavía, pues en todo esto es muy importante la creatividad; sin ella el conocimiento no fluye y se es- tanca. Entonces, se requiere de una actitud doblemente especial, en

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