Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura

33 Ciencia, Tecnología y Cultura nes, sea a través de los chat y twitter, o sea a través de la práctica del “copiar y pegar”, accediendo pasiva y mecánicamente a inter- net solo para conseguir datos e información fácil, como sustituto de aquella formación y comprensión más cabal que se necesita para un verdadero desarrollo. Sin pensar, sin articular ni internalizar los con- tenidos, es muy difícil aprehender y asimilar lo que se está viviendo y trabajando. Así no se construye conocimiento, solo se manipulan datos e información y se fomentan nuevas formas de ignorancia. Dividir para gobernar ha sido la consigna; es decir, fragmen- tar a la sociedad mental, emocional y socialmente para hacerla vul- nerable y así poder controlarla, moldearla y manipularla. La socie- dad de personas se ha reducido a una “masa de consumo”, no sólo de bienes, sino de datos, información, modas, conductas y actitudes frente a la vida y a la muerte. El consumismo nos ha distraído y des- plazado hacia un mundo de fantasías, donde la vida se ha transfor- mado en sobrevivencia, en un pasar superficial por este mundo. Hoy nos ignoramos los unos a los otros en una suerte de interignorancia 2 que nos tiene divididos, domesticados y sometidos. La formación de personas se ha sustituido por la uniformación de eficientes “en- tes productores-consumidores” del sistema. La comunicación se ha sustituido por el consumo de datos e información inmediatista, alar- mista y desechable. Producto de ello, paradójicamente los medios de comunicación nos incomunican; nos distraen de la realidad; nos aíslan y separan de nosotros mismos. Entonces, la fragmentación no solo genera ignorancia sino aislamiento y, consecuentemente, sole- dad y abandono. Frente a ello, los vacíos existenciales se (re)llenan y compensan con diferentes formas de consumismo, que operan como sustitutos y distractores de la realidad. 2 Neologismo que diversos autores vienen usando desde la década de 1980, para caracterizar ciertas problemáticas propias de Latinoamérica, donde la fragmentación social y cultural −la división e ignorancia de unos respecto de otros− se observa en muchas prácticas y disciplinas de diferentes países de la región. Seguimos más conectados con Europa y EE.UU que entre nosotros mismos.

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