Cuadernos de Beauchef: ciencia, tecnología y cultura

22 Cuadernos de Beauchef observar las partes físicas de los sistemas que están involucradas en los distintos procesos, pero ese tipo de observación no refleja casi nada de la naturaleza de la experiencia vivida. Los antiguos griegos ya conocían esta limitación sobre la comprensión de los fenómenos. Aristóteles denominó aquella parte del ser capaz de experimentar los fenómenos como nous , lo que sería traducido actualmente como intelecto o espíritu. Para gran parte de la tradición metafísica, el lu- gar último, donde las imágenes son efectivamente experimentadas, es el espíritu. Identificar cómo es que las imágenes son formadas en el sis- tema nervioso, de un modo en que las mismas no sean reducidas a una dispersión electroquímica, sino entendidas como entidades co- herentes, representa la mayor dificultad para lograr una compren- sión en profundidad de nuestra naturaleza. Esto significa ir más allá de la descripción de los grupos neuronales asociados a la percep- ción, para comprender cómo es que somos capaces de configurar toda esa información en unidades de sentido. Si nos limitamos a aceptar una explicación metafísica de la experiencia, tendríamos que aceptar que la realidad está dividida en una dimensión física y otra metafísica. Esto a su vez nos conduce a preguntarnos por qué habría dos dimensiones, una que corres- ponde a los sistemas concretos y la otra a los fenómenos de la ex- periencia, y por qué la realidad no se reduce a una sola dimensión coherente, sea esta de orden físico o metafísico. La justificación del porqué la realidad estaría dividida de esa manera escapa a nuestra capacidad de comprensión y eso marcaría un límite para el avance del conocimiento. De esta manera, la única alternativa que nos permitiría arro- jar luz sobre la naturaleza de los sentidos de la mente, consistiría en la consideración de niveles más sutiles producidos por la inte- racción sincronizada de sistemas físicos. Así, dichos sistemas ten-

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