Texto y censura: las novelas de Enrique Linh

28 ceses (estamos pensando en Lacan, Lévi-Strauss y Kristeva) y, particularmente de una, la escritura dialógica. Descri bir Miranda será idéntico a representar la figura linguisti ca denominada paragrama: Aquí el signo resulta suspendido por la secuencia paragramática correlativa que es doble y cero. Se podría representar esta secuencia como un tetra- lema: cada sigo otiene un denotatum; cada signo no tiene denotatum', cada signo tiene y no tiene deno­ tatum; no es cierto que cada signo tiene y no tie­ ne denotatum. La cartografía de Miranda ejemplifica el carácter paragra­ mático de todo el libro y sus supuestos anti-mirné ticos. En El arte de la palabra no existe una esencia que debe ser descrita-sino un significado que debe ser producido por una estructura específica de conocimiento. Esta estructura no está legitimada por un objeto de conocimiento exterior a e- 11a, sino por los efectos de sentido que su propio funciona miento semiótico es capaz de engendrar. Es la "ex-posi - ción", el simple "poner allí (mismo)", opuesto al gesto de "poner delante", que supone de inmediato a un sujeto des­ cribiendo un objeto. En fin, es la oposición entre dos con céóc‘i'ón@§* entre concepciones: la "Dar-stellung" y la "Vor- stellung", la causalidad metonímica y la causalidad expre- siva(17). Señalemos de paso que el paisaje mirandés evoca los poemas de ftimbaud dedicados a las ciudades en sus Iluminaciones — texto dialógico de la modernidad— , donde aparecen en­ tremezclados agua y tierra y donde la naturaleza es dispues ta como un decorado. Al respecto, recordemos que en el epT logo de la novela, Enrique Lihn comenta su trabajo de tra­ ducción e interpretación de los textos poéticos de Rimbaud, manifestando que el poeta francés propone nuevas fronteras a la expresión humana. En suma, Miranda es la proyección de la imagen de una escri tura que se interroga sobre sus supuestos teóricos.

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