Texto y censura: las novelas de Enrique Linh
15 La burla acarrea placers que sobrepasa la angustia y el te rror que el discurso autoritario imprime a toda letra cultu ral que quiera denunciarle. La escritura irónica es placentera¡ porque señala el fin de un estado de tensión: esta escritura funcionaría como una liberación de energía del cuerpo social. Veamos: un mensa je manifiesto (dictatorial: la figura del Protector), que insiste en mantener una escisión (que fragmenta y desmembra una comunidad) es permutado por su relato latente (justamen te opuesto, es decir, antidictatorial), que convoca la reu nión de ese cuerpo social (9). La traducción irónica debilita el poder del discurso autori tario, difumina el fantasma del terror que ocupa su centro. Perdido su aliento destructivo, la retórica oficial se reve la como un estereotipo cultural: "Ordinariamente, el este reotipo es triste porque está constituido por una necrosis del lenguaje, una prótesis que viene a cubrir un hueco de escritura; pero al mismo tiempo, sólo puede suscitar un in menso estallido de risa; se toma en serio..." (10). Placer vivo entonces ante este comentario escabroso del Pro tector: Posiblemente hay presos que han delinquido por al guna razón política, pero no son presos políticos, son delincuentes comunes que se sirven de la polí tica para hacerse tomar escandalosamente presos,co mo si esas prisiones fueran actos meritorios y dig nos de la atención y de la preocupación internacio nal . Y risa incontenible ante la escucha de un Discurso, cu ya ideología combina ingenuidad, sadismo, ignorancia y ena jenación en dosis contundentes:-
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