En clave adolescente

EN CLAVE ADOLESCENTE ••• REFERENTES, PRÁCTICAS Y HÁBITOS DE CONSUMO AUDIOVISUAL SEGUNDA PARTE. Desafíos para la educación mediática de los adolescentes ••• 138 Estas características no son en absoluto naturales, ya han sido construidas socialmente en etapas tempranas y simplemente terminan de afianzarse en la adolescencia. En una investigación anterior 23 realizada con estudiantes de primero básico (6 a 7 años de edad) en la que se les mostraba una pintura abstracta, los niños se movían más -se cambiaban de lugar, corrían por la sala, daban vuelta la pintura y la miraban desde distintos ángulos- y veían acciones, transformaciones y movimiento en la imagen distinguiendo personajes como piratas, vampiros y dragones; mientras que las niñas, casi sin moverse ni cambiar de posición, veían imágenes estáticas, y figuras como patitos, carruajes y peluches concentrándose más en lo que las otras participantes decían. Eran capaces de establecer más diálogos y no monólogos compartidos como los niños. Así, dos capacidades distintas son modeladas en cada caso, y estas se hacen más evidentes en la adolescencia y frente a los videojuegos. V. a modo de cierre Las y los adolescentes tienen una dieta mediática que está vinculada con las necesidades y desafíos que el ciclo de vida en que se encuentran les demanda. Se trata, como ya lo hemos visto, de una fase constitutiva de la identidad de género y del inicio de un ciclo de maduración social que los llevará hacia el mundo de los adultos. Etapa de incertidumbre y de angustia que pueden evadir gracias a la ficción. Lo que prefieren en todos los casos es algo que sea “entretenido”, lo que les gusta es la acción, la posibilidad de mirar o sentirse activos, estimulados, interpelados, es decir vivos. La necesidad de encontrar un espacio en el cual se puedan sentir protagonistas, escuchados y valorados por sus pares que son quienes les interesan particularmente en este periodo. No es que el “ser hombre” o “ser mujer” necesariamente explique la preferencia por un programa, sino que la elección del mismo contribuye a la construcción de la identidad de género masculina o femenina (Antezana y Ramírez, 2018). Las elecciones que realizan en este aspecto están ya modeladas socialmente y, aunque elijan en algunos casos los mismos referentes, la lectura que realizan no es la misma. Los modelos de hombres y mujeres y lo que hace cada uno tampoco lo son. Las y los adolescentes no sólo interactúan con los productos audiovisuales, o con sus pares online, también lo hacen con otros y otras de manera presencial, así como con sus padres y con una estructura social. Todos estos aspectos determinan en gran medida, la forma en que consumirán esta producción. Los modelos de ser hombre y ser mujer -mayoritariamente dicotómicos- que se muestran en la 23 Realizada como trabajo final del curso demetodología de la investigacióndelMagister enComunicación Social, Universidad de Chile, 2000.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=