En clave adolescente

EN CLAVE ADOLESCENTE ••• REFERENTES, PRÁCTICAS Y HÁBITOS DE CONSUMO AUDIOVISUAL SEGUNDA PARTE. Desafíos para la educación mediática de los adolescentes ••• 134 telenovelas (8 puntos porcentuales más) transmitidas por los canales televisivos abiertos. Estos datos parecieran ratificar ciertos estereotipos de género ya instaurados en el tiempo como la “sensibilidad” de las mujeres, y su idealización del amor romántico pero también la búsqueda de referencias más tradicionales y más locales –en las telenovelas-, y un tipo de consumo más social –puesto que la televisión abierta y el horario de transmisión de las telenovelas supone un visionado familiar y conversación en torno a ello-. Estos estereotipos, que también aparecen en las películas de la industria hegemónica estadounidense, han proyectado y consolidado una imagen de la mujer que prácticamente rompe con los estereotipos tradicionales de los años cincuenta. Es decir, se acepta que ellas tengan un proyecto de vida más allá del matrimonio y la reproducción de la sociedad. Ya no se trata, de la mujer que lucha por ser reconocida como sujeto en las relaciones de pareja o en el terreno de la sexualidad, “sino del reconocimiento de un sujeto independiente que decide sobre los elementos sociales que integran su proyecto de vida” (Montesinos, 2013: 124), sin embargo, la televisión de ficción sigue siendo desigual en cuanto a la representación de las mujeres y se reiteran los estereotipos tradicionales (García y Gallur, 2012). En cuanto a las series, en éstas aún persisten los estereotipos de clase pero no un culto exagerado al cuerpo y a la belleza, aunque la tendencia es hacia la esbeltez (ideal estético) y un estilo de vida saludable. En una investigación realizada previamente (Lagos y Antezana, 2013) habíamos observado la predominancia de personajes masculinos, jóvenes, blancos, anglosajones, de alto nivel educativo y económico. A nivel laboral, los personajes femeninos son más complejos y se encuentran en desventaja por la sobrecarga de trabajo, el cansancio, el estrés y la insatisfacción. Además, las actividades profesionales más prestigiosas están mayoritariamente asociadas con hombres. Por otro lado, a pesar de la diversificación de tareas profesionales femeninas que aparecen reflejadas, los hombres no están involucrados en las tareas domésticas. El ámbito de realización vital de las mujeres aparece asociado a la realización sentimental o amorosa y no laboral, aun cuando ella ya no es representada exclusivamente como ama de casa. Las series pueden ser leídas como episodios didácticos (cuyo énfasis varía de acuerdo al público ideal al cual van dirigidas) pero son presentados como situaciones individuales (que remiten a responsabilidades individuales) y no necesariamente a problemáticas sociales (García, 2008; Berridge, 2011). Si bien aparecen en escena nuevos “cuerpos femeninos” que pertenecen a distintas razas, éstos no son necesariamente un ejemplo de integración sino una estrategia de captación de audiencias puesto que las series son pensadas para su exhibición mundial (Guarinos, 2011) al estilo del marketing de la empresa internacional Benetton o de la nacional Ripley, estableciendo con ello un canon estético normalizador y bastante estereotipado en relación a hombres y mujeres, a sus proyectos de vida, a sus responsabilidades y tareas y a lo que se espera de unos y otras.

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