CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

- y o ría y ]a reflexión sobre la Polis tienen que alcan­ zar un cierto grado de instituci onal ización que les permita conquistar la independencia con respecto a la acción. Cuando esto se logra, la propia política puede desideologizarse definiendo mejor su propia especificidad y abandonando el prurito de transfor­ marse en cruzada salvadora de todas las formas de existencia de la Polis. Desi deol ogi zar el conflicto político no es, como al_ gunos podrían entender, desentenderse de las impli­ caciones teóricas involucradas en la situación de los grupos sociales que se disputan el poder; se tra ta más bien de aprender a ver y a pensar la realidad sin esquemas partidistas, sin exesos moralistas, bus cando determinar con la mayor exactitud posible cuál es la verdadera situación de la Polis, hasta donde puede ella transformarse; se trata de inquirir quie nes son los ciudadanos y cómo deben pensarse, se tra ta de establecer cuáles son los elementos inconmovi bles de identidad y cuáles son las fuerzas de las cuales depende en último término la sobrevivencia de las conquistas democráticas. Nada se saca inventan­ do proposiciones para construir una sociedad, sea és ta socialista o de cualquier otro tipo, si no se co­ nocen con profundidad los pivotes sobre los cuales se construye una real y definitiva democracia. Se necesita entonces de idearios que no se extralimiten, que no copen los espacios de la verdadera cultura, que no se sobrepongan al enigma o al misterio de lo que todavía no está descubierto. Sólo cuando ésto o curre, la ideología queda relegada a sus formas no peligrosas, a sus expresiones puramente individuales, a su verdadero carácter de opción, de apuesta, de convicción esperanzada. Todo individuo, en la medida en que vive del absolu tismo y en el absoluto tiene un impulso inquisito-” rial en su cabeza. Lo que un individuo piensa es o no es, y por consiguiente, entra o no entra en con-

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