CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

70 Chile nerudiano viviremos hasta que otro gran poeta nos reinvente nuestra patria con más fuerza de verdad pues son los poetas los inventores o abrido­ res del mundo concreto en que vivimos. La poesía no es el ingenio para disponer y ordenar las palabras en versos sino la capacidad de fundar y reinventar mundos a partir del mundo y dentro del mundo y esta invencible potencia la comparten todas las artes en alguna medida. Es este poder lo que fun da la verdadera dignidad del trabajo de los artistas y es sólo a partir de una conciencia profunda de él que puede comprenderse la capacidad constructiva del arte . El arte no sólo es una forma de iluminar el mundo si no también de crearlo. Nada más insuficiente que la interpretación del arte y la cultura como reflejos de la realidad, el arte es agente en el proceso his­ tórico, participa en la recreación constante del mun do con los mismos derechos que la acción concreta e incluso con una eficacia más indiscutible. La prue­ ba de ello es que la obra de Neruda traspasa fácil­ mente las barreras de la dictadura y a pesar de todo lo que los militares quisieran hacer para impedirlo, se instala en Chile como mito indiscutible. Es verdad que la vida del arte se la dá el pueblo del que se nutre, pero por otro lado, no podemos di­ solver la cultura en esta relación dialéctica. Del mismo modo como el pueblo sostiene la cultura, (el arte) ésta sostiene al pueblo y no se puede concebir lo uno sin lo otro. No se trata entonces de medir el peso específico de cada elemento para saber quién pe sa más en esta realidad en la cual los términos no se pueden separar verdaderamente. Y sin embargo esto es lo que se hace cuando se reduce el arte a un artí culo suntuario completamente secundario frente a lo” que se pretende verdadera necesidad, es decir, la or ganización de la estructura económica y la satisfac­ ción de las necesidades elementales.

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