CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

6 0 ja. Esto es precisamente lo que han hecho casi si em pre los grandes artistas: Neruda por ejemplo, no es sólo importante por la calidad estética de su obra sino porque junto con su poesía, también creó el es pació vital en que ella vive. La manera que inventó Neruda para hacerse necesario es realizando la sinte sis entre arte y política, buscando en la lucha de nuestro pueblo la potencia épica, haciendo de nues­ tra propia historia un poema que aún a riesgo de faj^ sear las cosas, aún a riesgo de inventar situaciones y personajes que nunca existieron o que por lo menos, nunca existieron de esa manera, recupera para el ar­ te su fuerza mitológica originaria. Neruda reinven­ ta nuestra historia como mito y este cometido no bro ta de la necesidad de politizar el arte sino de la urgencia por darle a la poesía una existencia real. Por eso, los que piensan o han pensado que el arte se opone a la política porque esta última dañaría la esencia inmaculada del arte se equivocan rotundamen­ te. No existe esencia inmaculada del arte porque és­ te, en todo momento, lo que busca es su propia real i zación, su manera de incluirse en la vida concreta de los hombres. El arte, como todo, quiere ser real; la concepción según la cual éste puede existir inde­ pendientemente de otros factores sociales nace del malentendido histórico que piensa el arte como fue en su origen y no en su indigencia actual. Pero por otro lado, los que han pensado que el arte lejos de oponerse a la política se confunde con ella porque todo es político no están menos equivocados, porque aunque la política sea efectivamente una forma de realización para el arte, éste jamás ha perdido su cometido específico. El arte no quiere perder su e­ sencia, lo que pretende es realizarla. Pensar la reconciliación entre arte y política es en definitiva pensar un arte constructivo y una poli tica de lo invisible. Podemos poner como ejemplo de lo primero la poesía de Neruda.

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