CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

59 del hombre, intente la síntesis con otras fuerzas o- riginadoras de mundo que han pasado al primer plano, una de las cuales es la política. El arte quiere ser político porque quiere volver a ser uno de los cen­ tros vitales de la vida humana. En un mundo como el nuestro, en el que lo social parece abso 1 utizarse, no es raro que el arte, que siempre está buscando sitio de la mitología renaciente, pretenda ser polí_ tico. 6 Que el arte tenga que hacerse político es un destino de nuestra cultura y no un hecho meramente superfi­ cial. Pero por otro lado, debemos cuidarnos de pen­ sar de que por las razones señaladas anteriormente la realización del arte dependa únicamente de la po lítica. En realidad ésta se busca por muchos lados simultáneamente: el arte también se hace técnico o científico y por supuesto, cuando no busca estable­ cer lazos generales con el pueblo, sigue siendo elj_ tista, se mantiene como expresión de una clase mino ritaria. Al respecto podemos afirmar que casi siem­ pre, incluso allí donde es mitología viva, el arte siempre supone una cierta manera de elitismo; pero ésto significa que este elitismo, que quizás es un hecho necesario, no es lo determinante para estable cer su acción en la vida concreta de todos los hom­ bres: los rapsodas griegos cantaban en las cortes pero la significación de su arte no permite definir lo como arte de corte. El elitismo de hoy día, cla­ ro está, es mucho más peligroso porque encierra y a prisiona al arte en los límites estrictos del espa­ cio en que surge sin que exista manera social real de llevar ésto hacia el pueblo. El arte quiere un lu gar real donde vivir y el elitismo lo aleja de su ob jetivo, encerrándolo en lo individual de una clase. Se necesita un arte que al mismo tiempo cree su nece sidad, un arte que invente su importancia en la vida de los hombres, un arte que se cree a sí mismo como institución, independientemente del medio en que sur

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