CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

4 8 humano o como realización de lo mismo y lleva en ca­ da caso la marca de su origen en la continua posibi­ lidad de absolutización. La política y el arte, cada una a su manera pueden ser entendidas como formas de realización de la verdad o como maneras de concretar se el absoluto. La política aparece entonces como iñs trumento de la develación de la verdad en la historia y el arte como directa epifanía de lo divino. Lo importante es dejar señalado que ambas esencias buscan, en su abrirse paso hacia la realidad, la ab­ solutización de ellas mismas, tratando de abarcar ca­ da vez con más vigor la totalidad del mundo. En el se no de la política yace la vocación del reordenamien-- to total del mundo, única posibilidad que tiene la libertad de realizar concretamente su esencia humani zante. El arte, por su lado es la experiencia concre ta de lo absoluto y por consiguiente no sabe de límT tes ni de condicionamientos, es la libertad misma en ejercicio, sin esperar el mundo en el que podría ser posible. Esto hace que ambas formas de la experiencia humana en su constante camino hacia sí mismas vayan marcando en cada paso que dan su propia esenci al idad, lo cual lejos de sacarlas de sí mismas las va intro­ duciendo cada vez más hacia lo propio; el arte es ca­ da vez más artístico y la política es cada vez más polí tica. Esta esencia esenciándose o esta esencia esencializan te es característica de todo lo que tiene una histo­ ria y explica el segundo punto que andamos buscando, la fuerza disgregadora o centrífuga que tiende a ale jar al arte de la política y viceversa. Si hay una — tensión entre arte y política es porque de una mane­ ra general estas dos formas de la actividad humana tienden por esencia hacia una absolutización y buscan transformarse en puntos de vista totalizadores sobre el mundo.

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