CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)
3 2 día en contra de aquellos pretendidos "marxistas" que se sienten depositarios de verdades absolutas y cuyas doctrinas incondicionales hablan en nombre de "la cía se obrera", es decir, en nombre del espíritu absolu-- to hegeliano transmutado en categoría sociológica. En realidad, esta "clase obrera" no es otra cosa que la reviviscencia del antiguo mito cristiano de los po bres y los desheredados a quienes les está prometida la "redención final" y el "reino de los cielos". Po dríamos perfectamente definir el esta!inismo como "i deología de la clase obrera" si aplicamos correcta-" mente la concepción que Marx tiene de la ideología a estas corrientes de ideas moralistas y vengativas que transforman en metafísica la imposibilidad de compren der la propia situación. Estas tendencias, es verdad"7 surjen por lo general en medios obreros o de trabaja dores y si no es así, encuentran entre los obreros " una cierta resonancia. La miseria, las condiciones difíciles de existencia,la inseguridad, las arbitra riedades sufridas y la impotencia hacen surgir en al gunas cabezas desesperadas las ilusiones más desatina das y aparece así dentro del movimiento obrero el peñ samiento maniqueísta que hace imposible toda verdade ra comprensión de la historia y de la política. La — verdadera teoría con sus dificultades y su imposibi- dad de entregar visiones inmediatamente esperanzado- ras queda fácilmente relegada a un segundo plano. En cambio, la ideología de los "pobres" y los "desvali dos" que por fin tendrán una vida feliz, con toda su conmovedora sofística se apodera del terreno y comien za a ordenarlo todo a su guisa, llegan los prometedo res de cielos y paraísos, los demagogos de todos los pelajes, los ambiciosos de poder y los predicadores en nombre del progreso y del futuro, todos los cuales, echan por la borda los esfuerzos tan difícilmente rea lizados por conseguir por fin una mínima comprensión- del camino histórico de los hombres. Felizmente, co mo siempre, vuelven a resurgir las fuerzas de la re novación de las mismas corrientes infestadas de irre alismo y todo recomienza. Mientras tanto Marx, como todo gran filósofo en cuyo nombre se construye el mun do, se da infinitas vueltas en su tumba...
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