CENECA Distinciones (Cultura-Arte-Política-Filosfía)

9 Frente a estas desviaciones, trazarle el hombre un futuro sin esperanzas ilusorias parece ser el come­ tido principal de una filosofía verdadera. 1 0 Si se entiende la cultura como mundo hecho habitable, el arte resulta ser uno de sus núcleos más creadores. En efecto, aunque a menudo se presenta la actividad técnica del hombre como el ejemplo más claro de la transformación operada por éste en vistas de la habi tabilidad del mundo (y nuestro propósito no es de ma ñera alguna disminuir su importancia), la apertura del arte hacia lo no humano y el rescate de el 1o para acre centar las posibilidades vitales del hombre es mucho más radical que en la técnica. Esta, en general modi ficael mundo a partir de una idea previa, lo que ha­ ce que todos los inventos antes de ser reales, han pasado por la cabeza del hombre, antes de existir realmente son un proyecto. El arte, en cambio, no es ningún proyecto, o como decía Picasso, no es una bÚ£ queda sino un encuentro ("yo no busco, encuentro"). Esto significa que no debemos entenderlo únicamente como un producto humano sino mucho más profundamente como un "producto" de lo invisible. El arte es una forma del diálogo con el misterio y por eso siempre aparece con las características de una revelación. Hoy día se ha perdido de vista su o- r.igen d ivi no pe ro observando hasta superficialmente la historia del arte uno puede fácilmente darse cuen ta de sus estrechos vínculos con mitos y religiones. Que el arte esté siempre ligado a ellos no debe en­ tenderse como una relación puramente exterior; no es que los mitos o las religiones le proporcionen un con tenido que en otras épocas puede ser perfectamente diferente. El arte nunca es pura "expresión" de ideas ya existentes sino elemento originador y preparador de estas ideas (anunciador). Cuando el arte se hace

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