Una Universidad única : comprometida con Chile y su gente
En su discurso fundacional de la Universidad de Chile, Andrés Bello expuso los propósitos que motivaron la creación de esta insti- tución y los principios que habrían de inspirar su quehacer. Sucesivas generaciones nos hemos reconocido en ellos por 175 años. Por su compromiso y consecuencia con esos valores, la Universidad se fue configurando como un factor de identidad para todas y todos los chilenos. Eso la ha convertido en una institución única. En retrospec- tiva, pareciera que en la primera mitad del siglo XIX se concibió a esta institución como un pilar fundamental de la construcción nueva República en este extremo austral del mundo. Si bien es una característica de las universidades latinoamerica- nas el haber tenido una participación intensa y directa en las políti- cas sectoriales y globales de sus naciones, la injerencia de nuestra Universidad en el país es absolutamente excepcional. Mientras la regla general ha sido la generación de instituciones dependientes del Estado con propósitos específicos, Chile ha confiado un sinfín de tareas a su principal universidad: la creación del Servicio Nacio- nal de Salud, la concepción de un sistema público de educación, la fundamentación de una reforma agraria, la electrificación del país, la administración de los dominios “.cl” —que inscriben a Chile en internet—, la promoción del voto femenino, la erradicación de la desnutrición infantil, y la creación de instituciones culturales como Ennio Vivaldi Véjar PRESENTACIóN la Orquesta Sinfónica Nacional y el Museo de Arte Contemporáneo, entre otras mu- chas iniciativas. La Universidad entiende que excelencia y compromiso son dos cualidades que le resul- tan definitorias y que se necesitan recíproca- mente. No puede haber un real compromiso con la sociedad que no se fundamente en un cultivo de saberes en las fronteras del co- nocimiento. Al mismo tiempo, parte de una auténtica excelencia es la convivencia de di- versas ideologías, religiones, orígenes socioe- conómicos, así como también los valores de equidad, inclusión y pertenencia. Tras la reforma a la educación superior chilena de 1981, caracterizada por una lite- ralidad ideológica y fundamentalismo extre- mos, nuestra comunidad inició en 1997 un camino de restauración de valores, proce- sos y funciones propios de una universidad moderna y que culminaría con un nuevo es- 4
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