Aportes al mejoramiento en la cadena de valor hortícola de la provincia de Chacabuco

71 CAPÍTULO VI también reconocer el protagonismo de los sujetos en el desarrollo de su proceso, y situarse en la posición de quien está al lado a lo largo de un período, aportando elementos que ayuden al sujeto a desarrollarse” (Aguilar, Llobet, 2010: 20). Por lo tanto todas las acciones del proyecto, se realizaron considerando a la persona como protagonista del proceso, no como un simple “beneficiario” que recibe un beneficio pasivamente. Al mirar al productor-feriante como protagonista del proceso, los profesionales tuvieron que aprender adaptarse a su realidad: sus horarios, sus tiempos, su cosmovisión, su forma de entender el concepto de cadena valor, sus experiencias previas en la relación productor-feriante, productor-consumidor, productor-feriante-consumidor. Desde el acompañamiento, el protagonismo es del sujeto no del profesional, lo cual implica partir pensando desde un Co-Diagnóstico, “que implica renunciar a la visión tecnocrática y establecer que la identificación debe hacerse de común acuerdo; la Co-determinación del proceso, reforzando la idea del diseño conjunto de las acciones a realizar; y, la Co-producción de la atención, tanto en el establecimiento de tareas y acciones a realizar en el plan de trabajo personal, como valorando la aportación que las personas atendidas pueden hacer a su propio proceso, al de otros y a la colectividad. Con ello el sujeto adquiere un rol de actor, de productor de cambios, y no solo de receptor de prestaciones” (Aguilar, Llobet, 2010: 21). Debido a lo anterior, es que desde el proceso de inserción hasta el de implementación de talleres, el trabajo se realizó directo en el terreno: el proyecto se presentó en las propias asambleas de los feriantes, a las que los dirigentes de sindicatos y asociaciones gremiales invitaron gustosamente; luego las encuestas se aplicaron en los predios de los productores, en los puestos de los feriantes y a los consumidores comprando en las ferias libres; los talleres se modificaron, pues se realizaron como jornadas de 6 horas, los días lunes, en lugares cercanos a las personas(parcelas y sedes ubicadas en Colina, Lampa y Til Til) atendiendo a que tanto el productor como el feriante tienen tiempos escasos, debido a la ardua labor que implica su trabajo. “Fue muy bueno porque yo pude participar como feriante no tengo mucho tiempo y el que los talleres fueran cerca fue bueno para que yo pudiese estar presente…aprender porque uno nunca termina de aprender.” Pablo Avila, feriante de Colina. Asimismo, la metodología participativa permitió que se generaran lazos de confianza entre los profesionales y los productores-feriantes, pues al profesional involucrarse en las actividades diarias, al entender su forma de entender el negocio; se logro que el profesional se viera como alguien confiable, respetuoso del trabajo del productor y del feriante. “Aplicando las encuestas en las ferias libres, en varias ocasiones pude ayudar a los feriantes a atender sus puestos cuando tenían demasiados clientes, atendí a los clientes e incluso me pagaban y yo le entregaba el dinero al feriante… con el tiempo cada vez que iba a la feria me saludaban desde lejos, nos sacábamos fotos, tomaba desayuno juntos en la feria; cuando tenían dudas me llamaban por teléfono o por whatsapp y se dio tal relación de confianza que me invitaron a ser parte de una de las cooperativas.” Gabriela Merino, profesional en terreno. Las relaciones de confianza se fueron construyendo en el terreno, adaptando la metodología a las personas, y no las personas a la metodología; estableciendo vínculos más allá del taller o de la reunión, sino que trabajando codo a codo por la consecución de los objetivos, por ejemplo, en los talleres surgieron temas nuevos de los propios feriantes y productores, quienes propusieron trabajar la agroecológica, planes de negocio individuales para postular a fondos y la asociatividad puesta en práctica en dos cooperativas y una asociación gremial. Cabe señalar, que los mismos productores-feriantes colaboran en los talleres e incluso en el traslado de los exhibidores para otros feriantes, por lo tanto se logró que los “beneficiaros” llegaran a ser los protagonistas, gestores activos de su propio proceso, tomando decisiones propias. Retomando, el objetivo del proyecto de desarrollar e implementar la cadena de valor; desde el enfoque metodológico del acompañamiento, fue preciso co-construir el concepto, identificando en conjunto con feriantes y productores, las actividades que ambos realizan para llegar a vender su producto al consumidor final. Lo cual permitió que ambas partes valoraran el trabajo del otro, también significo que los profesionales asumieran las experiencias previas que tanto feriantes como productores habían tenido en las relaciones comerciales que han establecido históricamente. Las experiencias comerciales previas, fueron el principal obstáculo para desarrollar el objetivo, pues debido a malas experiencias comerciales: tales como no pago de parte de feriantes a productores, precios excesivamente

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