Aportes al mejoramiento en la cadena de valor hortícola de la provincia de Chacabuco

62 APORTES AL MEJORAMIENTO EN LA CADENA DE VALOR HORTÍCOLA DE LA PROVINCIA DE CHACABUCO ¿CUÁN PREPARADA ESTA LA AGRICULTURA PARA ENFRENTAR UN CAMBIO CLIMÁTICO? La agricultura moderna ha tendido al uso de plantas genéticamente homogéneas, con elevado uso de insumos y uso intensivo de tecnología. Los sistemas de producción están diseñados para producir la mayor cantidad de producto en el menor tiempo posible, bajo sistemas de manejo en los cuales se controlan los factores de producción. Esto no debiera cambiar radicalmente bajo un nuevo escenario climático, pero parte de la energía subsidiaria agregada por el ser humano deberá ir a sistemas de protección que prevengan el efecto negativo de los extremos climáticos, que atenúen la mayor agresividad de los agentes biológicos que amenazan a la producción y que proporcionen un ambiente microclimático similar a las condiciones actuales. Es probable que cualquier proyecto silvoagropecuario en el futuro considere con mucho más rigor la naturaleza e intensidad de los riesgos agroclimáticos antes de decidir la viabilidad de un determinado uso del suelo, o el sistema de producción a adoptar en cada caso. En la actualidad los riesgos se incorporan intuitivamente pero no forman parte del flujo de financiación de los proyectos. Es así como en muchas áreas se han plantado especies donde los niveles de riesgo han hecho económicamente inviable el proyecto. Análogamente, los sistemas de protección contra extremos climáticos viene recién emergiendo en la agricultura moderna (sistemas de riego, protecciones sintéticas superiores, malla anti-insectos, cortavientos, pantallas químicas, productos vigorizantes recuperadores de periodos de estrés). Cuando, cómo y qué utilizar no ha sido una cuestión sistemáticamente abordada y queda a la intuición de cada gestor de proyecto. Frente a estas decisiones se requiere además un gran acervo de información en tiempo diferido y real, la cual recién está emergiendo como una necesidad, pero faltan los canales de difusión de ella, los sistemas para traducir los datos instrumentales en información con mayor valor agregado para los agricultores y las plataformas que incorporen los riesgos en tiempo real y diferido a los sistemas de decisión. Finalmente, falta una pieza clave para lograr una agricultura sustentable frente al desafío que implica el cambio climático, cual es la capacitación de los actores (agricultores, administradores y asesores técnicos) para interpretar tanto la información climática como los riegos derivados, traduciéndola en decisiones que reduzcan la exposición de los sistemas de producción. Así como la educación a través de centros de capacitación especializados, a las nuevas generaciones que deseen quedarse en las zonas rurales. Iguales niveles de capacitación se requiere para diseñar sistemas menos vulnerables y más resilientes frente a un clima más inestable y amenazante (Gobierno de Chile, 2013). COMO SUPERAR LAS BRECHAS HACIA LA ADAPTACIÓN Las estrategias de adaptación al cambio climático deben equilibrar acciones que tiendan a: reducir la exposición, mitigar los impactos y mejorar la capacidad de adaptación de los sistemas de cultivo (MMA- MINIAGRI (Chile), 2011). La primera dimensión implica un planeamiento del uso del suelo acorde con los niveles de riesgo de la condición agroclimática local, lo que antiguamente se llamaba zoneamiento de cultivos, es decir, una prevención pasiva de los riesgos. La segunda dimensión representa a aquellas intervenciones tecnológicas que permitan enfrentar los riesgos, minimizando su acción negativa sobre los rendimientos. En este grupo están las tecnologías de protección de cultivos, el diseño inteligente de sistemas de cultivo y las acciones de recuperación en caso de materializarse un impacto indeseado. La tercera dimensión está referida a la capacitación de los actores, tomadores de decisión y hacedores de políticas, para diseñar las estrategias que le den sustentabilidad a la agricultura bajo la presión de las nuevas conductas del clima. Ninguno de estos tres conceptos puede ser descuidado si se desea avanzar hacia la adaptación permanente de la agricultura (Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2013). Es decir, una estrategia eficaz debe contener elementos de reordenamiento territorial del uso del suelo, tecnológicos del sistema de cultivo y la instalación de capacidades humanas permanentes que haga de la adaptación un proceso dinámico y flexible. Ayudar a aumentar los costos netos de ganancia por hectárea redundaría en preservar la cercanía a la ciudad de la población agrícola, con todos sus beneficios, tales como la reducción en los desplazamientos para conseguir productos agrícolas o para venderlos en el caso de los productores.

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