Actas de las I jornadas del régimen jurídico de las aguas
176 más frecuentes y, en general, variaciones más que sensibles en el ritmo de precipitaciones y en los tiempos en los que éstas aparecen frente a lo que se juzgaba como tradicional, lo que, conjuntamente, lleva consigo deshielo de glaciares y de hielos en el Océano Ártico y en otros lugares. No cabe duda de que la también clásica denominación de “antropoceno” (Crutzen y Stoermer) para el período actual, refleja claramente lo que está sucediendo. Ante todo ello es más que comprensible que estén teniendo lugar algunas reacciones para adaptarse o combatir (mitigar) estos efectos. En el caso español puede señalarse la reducción de caudales disponibles en la planificación hidrológica que se lleva a cabo en las distintas cuencas (demarcaciones) y que en términos de la Instrucción de Planificación Hidrológica de 2008 se mueve entre el 5 y el 11%, lo que son porcentajes más que significativos. Se anuncia también (en España, pues en otros países ya existen) una ley de cambio climático y se está en camino de introducir políticas nuevas de gestión de recursos hídricos, una senda que ya alumbró la Ley de Aguas española 29/1985, de 2 de agosto, en la que quedan en la práctica bastantes cosas por hacer, aunque los rudimentos normativos para ello ya se encuentren aprobados. Por otra parte se desarrollan también fuertes iniciativas para reducir las cifras que dan lugar a estos perversos efectos. Así, el Consejo Europeo de 23 y 24 de octubre de 2014 llevó a cabo importantes acuerdos para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero por lo menos en un 40% para 2030, respecto a los valores de 1990; además acordó elevar la cuota de energía renovable dentro del consumo total de la energía de la Unión Europea como mínimo, el 27%, pudiendo los Estados miembros formular objetivos más ambiciosos. Finalmente, en esa importante reunión se acordó fijar un objetivo indicativo de mejora de la eficiencia energética en al menos un 27% en 2030 con respecto a las previsiones de consumo energético futuro, sobre la base de los criterios actuales. En general, el Acuerdo de París de diciembre de 2015 sobre cambio climático y que entró en vigor muy rápidamente, el 4 de noviembre de 2016, al alcanzarse el número de ratificaciones necesarias por parte de los Estados, es signo importante de esta intención de la comunidad internacional de reaccionar. En este momento está planteada la importante incógnita que supone el deseo de los Estados Unidos de América, formulado por su Presidente en mayo de 2017, de retirarse de tal acuerdo. Todos estos deseos e intenciones de reacción se contraponen, por otra parte, con las previsiones existentes de incremento en la provisión de bienes
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