Actas de las I jornadas del régimen jurídico de las aguas

107 Cualquier acción dirigida a redistribuir derechos estará siempre marcada por tendencias ajenas al problema de escasez, puesto que quedará en manos de la autoridad de turno, y tales acciones irán por el camino de dar satisfacción a grupos de presión (social, política o económica) con fuerza suficiente para crear situaciones conflictivas, en lugar de la búsqueda efectiva de soluciones técnicas a requerimientos reales, sin perjudicar actividades económicas que el país requiere y aprecia. Un hecho que por la vía de la ley no se puede cambiar es que el agua disponible será lamisma omenos por el crecimiento de la población y de sus actividades, y por lo tanto llegará un instante futuro en que no habrá posibilidad de ofrecer una solución al problema de carencia en sí. En consecuencia, la única salida para un país en vías de crecimiento como es el caso de Chile, a nuestro entender consiste en que el Estado, de forma sostenida en el tiempo y sin importar el pensamiento político del grupo gobernante, plantee la necesidad y emprenda las acciones pertinentes destinadas a ofrecer nuevos recursos de aguas a la sociedad, de manera de llegar a un equilibrio razonable entre la demanda social y la oferta de aguas sumando a las que entrega la naturaleza, aquellas que la técnica hoy permite obtener. Lo expuesto, y la solución a los problemas del agua que ya estamos viviendo y que se acrecentarán en los años venideros, no se consigue con la simple reforma a un Código de Aguas que, como se dijo, se dictó para otra época y para otras condiciones sociales y económicas. En nuestra opinión el Código actual cumplió con creces el cometido que se planteó en su tiempo, como parte de una política de aguas que tuvo buenas orientaciones, pero hoy su normativa es insuficiente para resolver las dificultades que ya se viven en torno a la escasez del recurso y los momentos críticos que se vivirán en un futuro no demasiado lejano. Por ende, creemos y aconsejamos aceptar que se requiere un nuevo texto legal, íntegro y coordinado, y no enmiendas o reformas que no satisfacen a nadie y que por el contrario serán fuente inagotable de conflictos jurídicos y de inestabilidad, con el efecto inmediato de disminuir todas las actividades que se sustentan en el recurso hídrico. Se requiere un esfuerzo transversal, transparente, en que el conjunto social estudie a través de sus representantes las reales posibilidades de solucionar la situación presente del agua en Chile y la futura que se avizora aún peor.

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