CENECA Seminario teatro chileno en la década del 80

UNA EXPERIENCIA DE TEATRO INDEPENDIENTE EN EL ME DIO COMERCIAL. Jorge Gajardo El hecho de que hayan dos ponencias, un-a sobre los teatros jóvenes y otra sobre Los teatros, có tío llamarlos, viejos, adultos, maduros, es­ tructurados, establecidos, experimentados, me parece extraordinaria" mente grave. Indica que hay una separación peligrosa, que interrumpe la continuidad de la experiencia teatral. A pesar que los grupos jóve­ nes recurren a personas de mayor edad y experiencia para que trabajen con ellos. '"Tros en cambio se mantienen empedernidamente segregados. Esto Rene una ventaja indiscutible que es permitir la experimentación joven. Pero esto ojalá ocurriera en grupos "biológicamente mixtos". 3e da, sin embargo, que al interior de los grupos establecidos la presen - cia joven es escasa. Cjalá esta fue^a una tendencia que deje de existir pronto en nuestra realidad teatral. Sueno esta ponencia no representa la posición de la compañía a que perte­ nezco, sino una personal. El carácter comercial de nuestra compañía parecía reñido con el concepto de "teatro independiente" que se usa en el Seminario y que es el centro de la discusión aquí. Indiscutiblemente que si cuvie'rámos un sindicato fuerte levantaríamos una plataforma de Lucha que plantee la dictación de una ley de protección al teatro nacional, sub­ vención a las compañías, a los autores jóvenes, al teatro popular, etc. Esos planteamientos se han hecho en el sindicato y no se ha logrado mo­ ver un pelo. Ante eso, nos parece que hay que adoptar una posición más pragmática. Al respecto quiero hacer una cita de 3recht:"El 5r. Koelner y la actriz". "El Señor Koelner cenia una amiga actriz que recibía obsecuios de una persona adinerada. Tenia por elLo una opinión sobre los ricos muy dis­ tinta a la del señor Koelner. Este consideraba que los ricos eran mala gente, mientras que su amiga le contestaba que no codos ellos eran nalos. ¿Por qué creía ella que no codos los ricos eran malos? No era porque recibir o sequios fuera malo, sino porque Los aceptara, pues ella se con­ sideraba a si misma incapaz de acepta obsequios de una mala persona Tras mucho cavilar el señor Koelner llegó a pensar de ella algo muy distinto de lo que ella pensaba de si misma.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=