CENECA Seminario teatro chileno en la década del 80

2 2 . . -ponde a la oficial. El rol supletorio'que asumió un importante sector del teatro nacional ya no tiene razón de ser. Cuando se ha insistido en ¿1 en los últimos años, sus temas y denuncias han adquirido una calidad ilus-1 trativa o reicerativa de hechos o circunstancias sobre los que otros me - dios de comunicación ya han formado conciencia. Justo es destacar que no todo fue asf. Hubo obrasrque captaron y proyec­ taron una realidad más profunda y trascendente. El estudió de cada caso excede las posibilidades de esta ponencia, nos limitaremos sólo a citar, a vía de ejemplo y sin que las citas sean excluyentes de otras, a "Tres Marías y una -H-osa", "Lo crudo, lo cocido y lo podrido" y "El último tren". Tres Marías uuna Sosa" tuvo, entre otras virtudes, 1¿ de mostrarnos el quehacer vital de mujeres de nuestro pueblo, adjetivado por la coyuntura histórica, pero no reñido con su permanente empeño de sacar adelante a sus familias, su acatamiento y rebeldía al machismo ambiente, sus peque­ ñas querellas que no entorpecen su constante entrega a la solidaridad popu­ lar. Más alia de las circunstancias del "aquí”y ahora" que entrelaza la a- necdota argumental, la-obra nos muestra un Chile y una clase que mantie­ ne intacto sus mismos valores y nos' afirma la continuidad de una identi - dad nacional, no obstante superficiales indicadores en contrario. r.n "Lo Crudo, lo Cocido, lo Podrido", la poútica y patética visión de un joven dramaturgo soóre nuestro inmediato pasado, nos devela más que una realidad o ojetiva, los sentimientos encontrados de nostalgia y rechazo que a un importante sector de la juventud chilena sugiere las últimas décadas de nuestra vida repuslicana. "El último tren" expresa en toda su dimensión humana, el duro pa?o cue implica a un funcionario la concresión de al unas de las medidas d e l lla­ mado "modelo económico'1. Er. su .nu.vidualidad, este personaie s i n t e t i ­ za'la experiencia vitai de miles de compatriotas.