CENECA Seminario teatro chileno en la década del 80

192. . Un dramaturgo que decide comenzar nuevamente en los colectivos popu­ lares deberá trabajar con ellos en la elaboración del material cuyo re ­ sultado será una obra nueva, Pero el dramaturgo tiene el problema de subsistencia. A veces no hay papel para sacar copias. Menos habrá papel para publicar las obras y hacerlas circular entre los grupos interesados. Surge la necesidad de crear un buzón de escritores donde las obras puedan ser distribufdas eficientemente a todos los grupos que las necesiten. El dramaturgo es un mal promotor de su trabajo. Necesitamos ayuda. oí se propone el trabajo de escribir para un grupo debe hacerse con és ­ te. No piense el dramaturgo que esto irá en contra de sus dotes crea­ tivas ni tampoco piense que por tratarse de un grupo con poca esperten cía y con cerebros mal conformados proteTnicamente, deberá trabajar una obra simplista. Debe mantener su estilo y su lenguaje. En cuan­ to al lenguaje, es necesario preocuparse en algunos puntos. La reali­ dad de nuestro pueolo es bien conocida en este aspecto : no lee. La poe­ sía se ha perdido en alguna estación vacia. El lenguaje cotidiano, cada vez más reducido, influye en los colectivos y minimiza cualquier situa­ ción. Se plantea la necesidad de un teatro poético, con valores y figuras literarias que venga a suplir la falta de palabra escrita. No se trata de un teatro Literario, pero tampoco nos podemos permitir hablar en el escenario como lo hacemos al preparar el desayuno. El teatro es una síntesis de conceptos y acciones que conducen el análisis de una reaLL- dad. La realidad no esta en el escenario mismo. Está afuera. Sólo debemos representarla en sus puntos más créticos. Para eso están los dramaturgos. No para reproducir una copia naturalista de la realidad, sino para interpretarla. La audacia del lenguaje poético y de alto vue­ lo se está perdiendo. No se pretende un cambio de estilo ni de unifi­ carlos a todos en una corporación indiferenciada del lenguaje. De tra­ ta, compañeros dramaturgos, de volver a tomar nuestras raíces por po­ dridas que estén.