CENECA Seminario teatro chileno en la década del 80

161. . que se han dado con gran éxito por lo demás-- han sido crónicas hacia atrás. Uno de los grandes problemas planteados en "Cuántos Años tiene un Día", por ejemplo (el de "quedarse" o "no quedarse") que es uno de los principales problemas, que atraviesa a la pequeña burguesía duran­ te un buen tiempo, se plantea cuando-ya ha dejado de ser el prosterna crucial. Eso tiene un valor, un valor de memoria, de crónica, de lo que ha sido la problemática de un sector en la sociedad. Pero quisiera plantear mi preocupación respecto de una última función que pudiéramos llamar de critica intelectual o de conocimiento. Mi im­ presión es que las funciones denunciativa y catártica no ayudan necesa­ riamente a la comprensión, al incremento de la racionalidad. Juegan fundamentalmente llamando a la emoción, lo que es insustituible. Pero al lado de ello, ha faltado hasta ahora un planteamiento de grandes con­ tradicciones o disyuntivas en el cual el espectador tenga que razonar más que sentirse llamado O identificado. Uno de los dramas: de hoy, vivido como experiencia cotidiana en el últi­ mo tiempo, es la dificultad de comprender cómo un nuevo escenario Je sociedad se ha constituido y como desde ahí. se replantean formas de acción, para lo cual ya no basta una denuncia, para lo cual ya no basta apelar a los iguales para sentirse sujeto colectivo autoreconocido, pa­ ra lo cual es necesario de algún modo desmenuzar, entender, proyec­ tar, reconstruir. Mi impresión es que en ese aspecto el eatro no ha avanzado mucho. Pe ro ello es también una autocrítica pues tampoco nan avanzado mucho la sociología u otras disciplinas artísticas o intelectuales. En consecuencia, yo creo que sin perder lo que está naciendo --porque siempre habrá necesidad de una función denuncia.uiva y una {unciób ca­ tártica-- que el teatro, que nos ha ayudado a saber algunas cosa., sufrir y a identificarnos, tiene que ayudarnos ahora a pensar , ?■ re'ra- cer.

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