CENECA Seminario teatro chileno en la década del 80
1 3 3 . . movimiento teatral, asf también debería haberlo para los críticos. Creo que los críticos y comentaristas de teatro deberían ocupar un lugar dentro del pro ceso de creación. No sé si ocurrirá en otras áreas artísticas, pero en el teatro, en Chile, nunca he visto que se haga, A lo más como mediador con los públicos, pero nunca como acompañante, como o- rientador de una búsqueda estético-teatral determinada. N.pHALIM : De repente tengo la impresión que nos estamos refiriendo a la critica en los mismos términos en que lo hacíamos en el tiempo de la "República". Desde 10 o 15 años que escucho los mismos problemas : quedos críticos no ven los montajes, que hacen criticas parciales, que no saben de teatro, etc. En fin, creo que frente a los medios de comunicación hoy día loque nosotros debemos preocuparnos es intentar levantar los obstáculos que existen para que la. gente llegue a los teatros. Creo que esa es una parte de la función periodística que tenemos que aprovechar al máximo. ¡Pero qué ilusiones nos podemos hacer dentro de la actual estructura so cial, y después de escuchar a Ana María y a Alejandro, de la críti ca como herramienta para el desarrollo de nuestro artel Ya esto era diffcil-en épocas pasadas. . .Lo normal ha sido que cuando un ga llo llegaba a un periódico a aprender, lo mandaban a hacer crítica de teatro. No-es el caso de los redactores de fútbol que antes de llegar al diario saben de fútbol, lo conocen, les apasiona. •-bueno, si esto ocurría antes, ¡cómo será ahora! Entonces me pregunto si tiene sentido ilusionarnos con lo que podría hacer la crítica para contribuir al perfeccionamiento y orientación de nuestro trabajo G.MEZA : Yo quisiera hacer otra pregunta * ¿quiénes de los que estamos aquí leen completas las críticas ajenas? Creo que muy pocos, incluso las críticas que se refieren al mismo tra- - bajo que uno hace. Además, con esa modestia que nos caracteriza a todos los que nos dedicamos al teatro, uno valora solamente la crítica que nos halaga y encuentra pésima aquella que nos trata mal. Pero esa actitud creo que no se debe a una falta de rigor de uno, sino de la crítica. Más aún, a una falta de significación, de rele vancia de la crítica en relación a lo que más nos importa : la lie-
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