Historias de perros, libros y amistad
Cuando logró moverse un poquito, comenzó a meterse por las rendijas de la escuela y llegar cojeando a la biblioteca para husmear los libros: así aprendió a leer. Un día la pillaron metida en una estantería de poesía y todos los niños felices de la vida la nombraron: Bueno, Patas no sabía nada de la difícil historia de solo quería ser su amigo para escucharla leer todos los días. Ahora que Apolo lo estaba ayudando, podría acercarse a la encantadora perrita.
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