Volumen 3: integración de TIC-S
VOLUMEN 3: INTEGRACIÓN DE TIC’S 44 reparos por todos, sin cuestionamiento; como una verdad absoluta. Luego, agrega como causa de esta ense anza anquilosada, la carencia de una comunidad jur dica profesional, que podr amos traducir como el hecho de no existir, o existir de una manera muy rudimentaria, un verdadero proceso de producción cient fica en materia de Derecho. Esto no significa que no existan publicaciones de libros, o art culos en revistas de derecho, que de hecho los hay, y podr amos decir que desde muy temprana data. Sin embargo, si observamos los estándares que se utilizan para dicha producción jur dica, podemos encontrarnos que no resultan suficientes. Generalmente, se trata de libros editados en peque as editoriales e incluso en imprentas de una misma institución. Además, los textos jur dicos, en su mayor a son publicados en revistas de las mismas casas de estudios o universidades. Y las instrucciones de los autores casi siempre no cumplen con los estándares internacionales en la materia. Es decir, en este punto, no basta con escribir lo que el se alado autor considera viable. No basta con publicar esa misma viabilidad; tambi n es necesario que todo lo anterior sea la consecuencia lógica de una investigación acabada y sistemática, a partir de una l nea de investigación que se haya decidido seguir con algún grado de logicidad o con algún grado de pertinencia. Luego, la publicación de dicha investigación ocurre como una consecuencia lógica de los resultados de dicha investigación. Y tercero, la publicación, evidentemente debe llevarse a cabo en una revista especializada o un libro que sea de acceso a muchos otros autores, quienes, finalmente, si consideran que dicha investigación les es plausible para sus propias investigaciones, la considerarán en sus estudios, citándolos al efecto. Ese proceso no existe en nuestro medio, o si existe ha sido, y aún es, muy indiciario. Mientras aquello no ocurra verdaderamente, esto es, que las publicaciones cient ficas en materia de derecho, sean la consecuencia lógica de una investigación de iguales caracter sticas, dif cilmente podremos construir una comunidad jur dica que exponga sus planteamientos, y que proponga nuevos conceptos e instituciones. Todo lo que se ha hecho hasta ahora, salvo, claras excepciones, es muy poco; y, generalmente, son el fruto de la contingencia. Otra causa que advierte Coloma es la falta de un modelo que sirva como reemplazante a las actuales prácticas de formación de estudiantes. Esto es efecto de lo se alado antes. En la medida que no exista una comunidad jur dica que proponga nuevas ideas en materia de derecho, dif cilmente podremos encontrar nuevos modelos de ense anza del derecho. Finalmente, Coloma nos dice que existe una cuarta causa que consiste en la escasez de recursos para abordar el proceso de ense anza aprendizaje en la carrera de derecho. Es un hecho coincidente que esta carrera de “tiza y pizarrón”, suele ofrecerse al interior de los planteles universitarios, como una de fácil implementación. Pero, nuevamente, creemos que el tema no es sólo la falta de infraestructura. Es muy posible que, en el futuro, las clases puedan realizarse a distancia. En efecto, desde hace unos, relativamente, pocos a os, la plataforma denominada Coursera ofrece cursos de derecho de las mejores universidades del mundo, en plataforma Online. ¿Cuál ser a entonces la dificultad que podr a tener la ense anza del derecho de nuestro pa s para no entregar similar oferta? 15 Creemos que ninguna. Incluso, es más, sabemos que el avance en las tecnolog as de la información no sólo ha hecho accesible la información a muchas más personas que las que hace sólo diez a os pod an tener acceso a ella, sino que dicha tecnolog a es de fácil implementación. Es decir, quizá la mayor dificultad que pueda existir sea la voluntad de adoptar la decisión de avanzar en esa dirección. Los cambios esperables Tal como hemos dicho, la ense anza del derecho tiene muchos aspectos que se deben mejorar, no sólo para que los futuros abogados salgan mejor preparados para enfrentar el mercado laboral, sino que tambi n, para elevar los estándares educativos acordes a lo que se espera de una sociedad que avanza 6 Coloma nos entrega el siguiente ejemplo de P rez Lledo, cuando nos relata que “Cuando yo estudiaba primero de carrera, conoc en clase a un compa ero que, en ese a o, sacó unas notas razonablemente buenas, aunque nada espectaculares. Durante el resto de la carrera no apareció por la Facultad más que para hacer exámenes. Al final su expediente acad mico resulto ser, con diferencia, el mejor de la promoción. Como lo que se exig a era memorizar información, y como las clases magistrales estaban orientadas a comunicar esa información, mi compa ero que era muy trabajador y algo <<raro>>, se dedicó ma ana y tarde a estudiar en casa los manuales (o los apuntes que le pasaba su novia) en vez de perder la mitad del d a yendo a clase.” (Coloma, 2005) 6
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