Libro pedagógico: materiales para la formación ciudadana en el aula: momento constituyente: del pueblo a la ciudadanía

Momento Constituyente. Del pueblo a la ciudadanía 33 La Constitución sigue siendo un texto escrito. Nosotros escogimos una tradición de escritura para fijar su voz, eso le da un cierto poder inmanente a la palabra. La voz poética también dice, canta y cuenta en otro registro sagrado y ambas, la voz del legislador y la del poeta construyen historia. Andrés Bello y el Código Civil, Ercilla y La Araucana, Elvira Hernández y Restos. Los textos jurídicos tienen cierta vida útil, en ciertos momentos son sacralizados, en otros queridos y después tienen un periodo de declive en los cuales su vigencia no se condice con las prácticas y costumbres de las nuevas generaciones. “Toquen la ley, pero no el orden” parece ser un lema en la historia de Chile. Nuestro Código Civil, el Código Civil de Chile o Código Bello -aprobado el 14 de diciembre de 1855 y en vigencia desde el 1° de enero de 1857- dice: “La ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite”. Darse una Constitución propia fue una labor que los nuevos hombres en tanto políticos -surgidos de las guerras de Independencia- emprendieron con conciencia y decisión. Los llamados “ensayos constitucionales” fueron un campo de batalla, en ellos una palabra hacía la diferencia: a quién se obedecía, si se era católico, apostólico o romano, o si valía más un derecho ciudadano que un derecho del Estado. La Constitución provisoria de 1818 es considerada la primera de nuestro país, ya que consagra el principio de soberanía nacional, en cuanto la Nación instala su gobierno y dicta las leyes que lo han de regir. Libros y documentos personales como los de Andrés Bello o José Gabriel Ocampo resguardados en la Biblioteca Marcial Martínez de nuestra Facultad de Derecho, o de otros abogados en la Colección Manuscritos del Archivo Central Andrés Bello, son huellas y marcas poderosas de la estrecha relación entre intelectuales, Universidad y Estado en la construcción de un país autónomo e independiente; pero también de la inscripción de la ley y los hombres de derecho en la compleja historia del poder. No es menor que dieciséis presidentes de la República hayan sido abogados formados en la Universidad de Chile. Son voces que algunas veces no hacen eco de otros modos de articular la letra y la voz cuando se trata de constituirnos y repensar nuestra Constitución vigente. La l e y, la l e t ra y la vo z

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