La vida santiaguina
EL TRAJE DE LAS SANTIAGUINAS 55 ~ awn t u r as no hubieran tenido lvgarl-Se ha- b r im repetido en mil \-ariantes la cbmica escena que se represent0 en uno de 10s carros de ese ferrocarril en que iba una respetable mam&con su jbven hija i su futuro yerno. La bella niiia llevaba a1 entrar a1 socayon de San Pedro un iiegro lunar hecliizo en su niejilla derecha A1 salii- del socavm, oh! sorpresa de 10s viajeros! e l hernioso lunar, que fijaba la atencion de todos, habia tlesaparecido del ros- tro de l a jbven i se veia sobre e l lahio superior de si1 pronietido ... E>a encantadora transmi- gracion hahia siclo la obra de uii beso furtivo dado en medio del peligro i de la owuridad .... ! Es probable que la introduccion del abani- eo i de 10s guarites de Prejille dieran lugar en SU respectivo tieinpo a criticas semejantes a Ias de que fuQ victirna el quitasol. hquellos objetos se consideraban no solo como elemeii- tos de iiiolicie sin0 como licenciosos ... i esto que no Qramos inui espartanos, pues era la Qpoca en que 10s brazos iban desnudos i en que el corpillo del vestido subia apQnas tres dedos sobre l a cintura. Nuestras mu.; leres se aseiiiejaban entbnces a las Sirenns: medio
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