La vida santiaguina
. , 51 EL TRAJE DE LAS SANTIAGUINAS tambien cuando se introdujo el quitasol, que fu8 perfectarnente recibido por el mundo ele- gante, i tambien niui criticado por 10smora- listaq, qne veian en ese aparato un objeto de molicie i de lujo exajeraclo i corruptor. Casi junto con e l quitasul penetrb tambien la moda de 10s lunares postizos ... El us0 de 10s afeites se hsbia hecho niui jeneral, a1 pun- to que las liermosas dentaduras eran mui es- casas; por eso el primer dentista que lleg6 a Santiago levant6 una fortuna en pocos meses: i hoi mismo no hai negocio de banco ni bufete de abogailo o de niinistro que deje l o que e l cloroformo i e l gatillo. A1 principio las damas aceptarm la moda tie 10s lunares con cierta repugnancia; se hacian solo uno, cerca de la boca, a1 lado izquierdo o a1 derecho de la barba; pero poco despues usaron dos i hasta tres i cuatro, semejhndose e l rostro de iilgu- nas a1 de verdarleras convalecientes de vi- roela.--hh! si ent6nces hubieran existido en- t r e nosotras 10s ferrocarriles con largos soca- vones, que sepultan a1 viajero en espesas tinieblas, como sucede a1 presente en l a linea de Santiago a Valparaiso, iquB de curiosas
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