La vida santiaguina
LA ETIQUETA COLONIAL 33 biterio, contra las prescripciones terminantes de la etiqueta i hasta del derecho can6nico. Los oidores se dieron por satisfechos, i la poldmica no tuvo esta vez la recrudescencia de otras. Se ve, p e s , que un acto de cortesia era algo que decidia del porrenir i de la fortuna de un hombre; se podian perdonar muchas graves faltas a1 que sabia hacer un saludo oportuno i ocupar el puesto que l e seiialaba su impor- tancia social, sin invadir 10s espinosos dominios de la etiqueta. Un ejemplo elocuente de esta estraiia apreciacion de la cortesia i de las buenas inaneras nos ha dejado el gobierno colonial del jeneral Meneses. Este soldado brutal, que se decia hijo de principes,-nada mh o s que descendiente de 10s reyes de Por- tugal,-falt6 durante su gobierno a todos 10s deberes i a todos 10s respetos sociales. Su adrninfstracion fu8 el despotism0 mas terrible que consignan las pAjinas de la historia de las colonias americanas. I sin embargo, nunca el odio i el desprecio pfiblico estuvo a la altura de 10s crimenes cometidos por Meneses; i todo porque habia en su vida un hecho que atenua- ’
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