La vida santiaguina

26 LA ETIQUETA COLONIAL union i armonia entre 10s sitbrliios, que 10s oi- dorer no quetlaran deinasia~lo descontentos con si1 derrota, ni e l clero deniasiado orgullo- SO con su triiinfo, e l gran Consejo ideO un gol- pe maestro: orden6 que cuando e l reyerendo obispo se presentara en la catedral, su cauda fuera llevada por un solo paje. Los oidores, que claban mas importancia a1 liisopo de plata que a la cola de raso del obispo, creyeron justo castigar a Bste illtinio personaje, ence - rrbiidolo en su palacio; como si 81 hubiera sido el autor de la sentencia! Pero e l ohispo Perez de Espinosa no se dejaba intimidar por-oidores. como otros mas tarde no se han dejado intimi- dar por parlamentos; i saliendo de su palacio. abandon6 la ciudacl, declar&ndola en entredi- cho. Aquella especie de sitio por hanibre espi- ritual, caus6 mas terror en e l espirito del pueblo qua el gran terremoto de 1647, i poco:: dias despnes e l obispo regresaba triunfante a la ciudad llevafido SLI cola victoriosa, suspendid& por cien brazos. Los oiclores, derrotados en la grave cuestion del hisopo, intentaron un 6lti- mo esfuerzo, solicitando que en las fiestas de la cntedral se les diem asientos de prefe-

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