La vida santiaguina

18 LA EPOCA DE LOS CONVENTOS bajo el peso de esa ldpida, mas helada que el mArmol de la tumba, que se llama 10s votos eternos, es decir, la prision perp&tua, la muer- te en vida! iCudntas veces, en el silencio de la noche pensativa, el viento que mecia las palmas de 10s clautros les llevaria en sus rh- fagas el bullicio de esa ciudad que 110 cono- cian, algun suspiro, algun eco rngo de esos amores misteriosos q1ie talrez presentian! Los coiwentos de frailes no ofrecian, en je- neral, el mismo cariicter que 10s monasterios; se llevaba en ellos iina cstraiia inezcla de re- cojimiento i de mistica liolgzzaneria. AI reves de lo qiie siiccdia con las grandes damas, cu- yo porvenir i mas re!iemente aspiracion era el claustro, 10s liomlres elegantes i del p a n mundo, salvo un3 que otro capi tan Iierido en las guerra? o desgraciado en SLI vejoz, con- cluian si1 vitla en eterns solteria, que estaba mui I4jos de parecerse a1 cclibato claustral. Per0 apesar del orijen liuniiltle (le las comuni- dades, el fraile ejercin entre nosotros una PG- derosa influencia rnoral i social. Era el conse- jero natural de la familia i niuchas 1-ecesel Arbitro de siis destinos. Ser provincial, era

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