La vida santiaguina
130 LA FIEBRE DEL OR0 brindis de Orsini en la 6pera Lucrecia Bo).- gia, cuya popularidad ha llegado hasta nues- tros dias, en aquella Qpocano debi6 su Bxito a la belleza de su miisica, ni a l a espresion con que lo cantaba l a Pantanelli sin0 a 10s versos que en esa artista aecia, cuya idea in- terpretaba fielmente la aspiracion i el senti- miento jeneral. Cuando l a Pantanelli, blandien- do en sus manos l a copa envenenada del vino de 13s Borgia, aecia, dirijien lose a1 pdblico: aE1 secreto rara ser feliz Yo l o sB i a1 amigo l o ensefio: Es tener bien provisto el bolsillo De sonante metal amarillo Que delicias i goces nos dd; Yo me rio i me burlo del necio Que afanoso no busca e l dinero, Es el or0 e l primer caballero Porque e l mundo se arrastra a sus pi&.* Una salva estruendosa de aplausos confir- maba esta amarga verdad. Felizmente 10s enemigos de la emigracion l e dieron un golpe terrible con la publicacion de un libro de M. Tsidoro Combet en que con el titulo de Aventuras en California, se con- '
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