La vida santiaguina
126 LA FIEBRE DEL OR0 racion i la fantasia impresionables de 10s pri- meros descubridores daban proporciones fabu- losas. Jamas sociedad alguna ha sido mas PO- derosamente dominada por la pasion del oro. E n esos dias de inolvidables recuerdos, San- tiago era una ciudad que se despoblaba: 10s politicos abandonahan 10s clubs, 10s abogados el foro, 10s industriales sus talleres, 10s estu- diantes sus aulas, 10s elegantes desertaban de 10s salones, 10s poetas colgaban su lira, 10s amantes, 10s esposos, 10s hermanos se daban e l abrazo de despedida. -Adios, Elisa, decia un j h e n besando la blanca mano de su prometida, volverd rico i te has6 feliz! -Adios hermana! Ya t e nd r h ‘novio cuan- do vuelva, porque enthnces seras rica. -Madre mia, dame t u bendicion para que la fortuna me sea propicia! I de esta manera una multitud inmensa, con sus maletas hechas i su saeo de viaje en el brazo, decia adios a l a patria, a l a familia, a 10s amigos, a todos 10s goces del hogar, a to- dos 10s afectos del corazon, dominada por la ambicion de adquirir riquezas! Esa multitud
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