La vida santiaguina

122 EL ARTEEN SANTIA€€O bados, daguerreotipos, fotografias, dibujos a la pluma i a1 lapiz atribuidos a celebridades. Bronces que representaban a Fuusto, solo o acompafiado de Marglarita; a don Quijote solo o acompaiiado de Suncho; mArmoles que simbolizaban dioses i ninfas; en una palabra todo un mundo hist6rico o aleg6rico. 4 pri- mera vista aquello deslumbraba; pero un ojo intelijente habria descubierto que aquellos orijinales no eran tales, que aquellos bustos de Colon, de Shakespeare, de Washington, de Goethe, de Voltaire, de Napoleon, no eran de bronce sin0 de hierro colado, i aquellos m&r- moles de Rousseau, de Franklin, de MoliBre, de Lafontaine no eran mdrmoles sin0 loza. Lo b i c o que habia de verdadero marmol de Carrara era un grupo que representaba a dos muchachas pasando un pantano-el de su vida talvez -con 10s vestidos remangados i la her- mosa pantorrilla a1 aire libre! Todos estos adornos, todos esos dijes de l a industria francesa, hoi tan abundantes, eran ent6nces mui escasos en Santiago, Los gran- des salones solo se decoraban con espejos. La mas celebre pintura no habria hecho

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=