La vida santiaguina

120 EL ,4RTE EN SANTIAGO ese suave olor a esencias, propio de 10s hom- bres del g r m mundo, de 10s artistas o de 10s jugadores de club. Su edad era apknas de cua- renta afios, i su nombre .... llamabase M. Adol- fo G. Se aseguraba que ill. Adolfo G. era conde; 61 no l o decia porque sus ideas eran republica- nasi pero habia dejado presumirlo. Si ostentaba en su ojal la cinta de una condecoracion era solo porque esa cruz premiaba un hecho her&- co que recordaba con orgullo. Las otras cruces no las usaba, porque significaban distinciones aristocrtiticas. Por otra parte 114. Adolfo G. era un twista; viajaha por placer. Duefio de una gran fortuna, llevaha consigo sus coleccio- nes artisticas, verdaderamente admirables. Ve- nia a Chile para contemplar en toda su grandc- za la cordillera de 10s Andes, subir liasta la cunibre del Tupungato o del hconcagua i des- p e s regresar a Europa, i talvez escribir sus viajes. Pero M. hdolfo G. encontrb en Chile un cli- ma tan delicioso, una naturalem tan encanta- dora, una sociedad tan hospitalaria, mujeres tan bellas i hoinbres tan amables, que se deci- .

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