Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. 111. Idea del globo terráqtteo tos como éste, no puede uno menos de sentirse penetrado de admiración, considerando el poder de la inteligencia hu- mana. Compárense los peligros de la antigua navegación con la seguridad de la nuestra, y niéguense, si es posible, las in- mensas ventajas de la industria moderna. Si la marcha del pequeño instrumento hubiera tenido la más ligera altera- ción, en vez de útiles, hubieran sido perjudiciales sus avisos; pero de noche, de día, durante el frío, durante el calor, se sucedían sus pulsaciones con imperturbable uniformidad, llevando, por decirlo así, una cuenta exacta de los movi- mientos del cielo y de la tierra; y en medio de las olas del océano, que no dejan tras sí vestigio alguno, señalaba siempre la verdadera posición del buque cuya salud le estaba enco- mendada, la distancia recorrida, y la que faltaba que re- correr". 4 La latitud de un lugar es exactamente igual a la altitud del polo visible sobre su horizonte, la cual puede fácil- mente determinarse por la altitud de la culminación de cualquiera estrella, siempre que sea conocida su declinación. Por ejemplo, la estrella alpha al pie de la Cruz, bella conste- lación que tenemos siempre sobre nuestro horizonte, está ( 1 ~ de enero de 1843) a 62º 13' 40" de declinación austral 1 • Dista, pues, del polo austral 27º 46' 20", que es el comple- mento de su declinación, o lo que debe añadirse a ésta para completar 90°. Si averiguo, pues, que el alpha de la Cruz culmina en algun punto de la tierra a la altitud de 60º 50' 30", deduciré de esta cantidad su distancia polar; y el resi- duo 33º 4' 10" me dará la altitud del polo sobre aquel hori- zonte, y la latitud del lugar. 1 En ¡v de enero de 1848, 3 62° 15' 19". S5 (Na11tical Almanac.). (NOTA DE B ELLO), 39

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