Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Escritos varios débiles vástagos y tiernas hojas de las orquídeas se alojase un animal que suele pesar hasta 7 y 9 libras. Ambas especies son nocturnas. (]ournal of the Acad. of Natural Science of Philadelphia, July 1824). 2. Serpiente amarillia de la Martinica, o trigonocéfalo hierro de lanza. - El trigonocéfalo pertenece a aquella di- visión de los reptiles serpientes que tiene los huesos maxila- res superiores armados de un solo diente, agudo, perforado por un canalito que derrama el veneno al morder; y a la sub- división o familia de víboras, que tienen chapas enteras bajo el vientre y divididas en dos bajo la cola, y cuyos hijos nacen vivos, porque salen de los huevos antes de ponerlos la madre, lo que les valió el nombre de vivíparas o víboras. Los trigonocéfalos, así dichos por la figura triangular de la cabeza, apenas ceden a los cascabeles en la actividad del veneno. Su cola termina en una pequeña punta córnea. El trigonocéfalo hierro de lanza es la serpiente más pe- ligrosa de las Antillas, pero en ninguna parte ha inspirado más terror que en la Martinica, donde a pesar de la caza continua que le dan, causa todavía la muerte de muchas personas, particularmente en las plantaciones y entre los negros. Es de color amarillo, a veces tiznado de negro, y sue- le tener hasta siete o más pies de largo, con 240 a 260 cha- pas bajo el vientre, y 62 bajo la cola. Su agilidad, cuando no está digiriendo, es formidable. Un instinto feroz la excita a lanzarse sobre los pasajeros; y cuando éstos la alcanzan a ver, ya está en actitud hostil, enroscada en espiral, forman- do un cono cuyo ápice es la cabeza, y pronta a dispararse como una flecha sobre su víctima. Álzase a veces sobre la cola, y entonces sobrepuja al hombre en estatura. Su oído es finísimo, y el ruido más ligero basta a despertarla; sus ojos vivos, y como que quieren saltar de las cuencas; su pu- pila se ensancha y se encoge como la de los gatos, lo que le proporciona ver igualmente de noche y de día. Mantiénese por lo regular en parajes sombríos, y sale a cazar al ponerse el sol, o en los días nublados. Su vitalidad es tal, que ocho 658
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