Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Las maravillas de las artes, los placeres que abundan en las grandes ciudades, y las escenas ya risueñas, ya terribles de la naturaleza, atraen a Italia y a Suiza la mayor parte de los viajeros europeos. Algunos, sin embargo, después de haber visitado estos países tan interesantes, pero no menos conocidos, buscan emociones nuevas en sitios más selváti- cos y poco examinados. En Noruega y Laponia, ha obser- vado Mr. Everest cuadros y costumbres no contados hasta ahora por ningún viajero. La patria de los primeros bar- dos, los descendientes de los sectarios de Odín, los mares en que se creyó por muchos siglos que nadaba el fabuloso y colosal Kraken, merecen ser observados y descritos. Ya no hay gigantes prodigiosos en Escandinavia; pero las costum- bres sencillas y hospitalarias de sus habitantes, y los fenó- menos del clima, dan a la obra de Mr. Everest un interés que nunca se desmiente. Entre Frederikstadt y Trondjend visitó la catarata de Riukan, montaña cuya altura es de 800 pies. En la espalda de ella, observó un nublado de vapores movibles y encendi- dos. Él y sus compañeros dejaron los caballos en una pe- queña mesa, cubierta de verdura, y empezaron a subir por un sendero estrecho y escarpado, que apenas podría servir de camino a las cabras. Treparon casi perpendicularmente cerca de una milla, asiéndose de los matorrales y de las pun- tas de las rocas. Así llegaron a la cascada: u menos famosa, dice, que otras más conocidas; pero presenta las mismas bellezas, aumentadas por la profunda soledad de las cerca- nías y el aspecto selvático de la naturaleza. El bramido de 631

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