Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Aunque la escarlatina, según manifiestan las listas ante- riores, se ha mantenido estacionaria en las tres últimas s~- manas, no podemos menos de repetir que sus estragos han sido exagerados, y que el terror que reina en esta ciudad no nos parece proporcionado a su causa. En el mes de julio del año pasado, hubo semanas en que la mortandad pasó de 130 individuos, y la epidemia de aquella época apenas hizo im- presión en los habitantes de Santiago. La de los meses de abril y mayo de 1823 fue notablemente destructora. Murie- ron en ellos 1,032 personas (como aparece por los estados de los números 7 y 13 del tomo 1 9 del Boletín) ; lo que ex- cede bastante a la mortandad actual; y sin embargo, no re- cordamos que hubiese causado el terror pánico de que está afectada la ciudad. Ha contribuido sin duda a ello la noti- cia anticipada de los efectos del contagio en Valparaíso exa- gerados por la distancia. Lo que no debemos disimular, es que Santiago, por el conjunto de varias causas naturales y artificiales, es actual- mente un pueblo extremadamente insalubre. Alguna más atención al aseo, en lo interior de las casas, y sobre todo en las estrechas y ahogadas habitaciones de los pobres; una po- licía más vigorosa y con más medios para proteger la salud pública; más abundancia de aguas, y más igualdad y orden en su distribución, mejorarían mucho el aire y harían más segura y agradable la residencia en esta ciudad, donde, si no se piensa seriamente en mitigar el efecto de tantas causas mortíferas, que por el incremento de la población y delco- mercio deben necesariamente aumentarse, es muy de temer 619

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=